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16 de Mayo 2017
15º CAMPEONATO DE BAILE DE LA CIUDAD
La pista del barrio levanta temperatura en una nueva edición del campeonato de baile de tango
Escribe: Pedro Santis
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Por las calles de nuestro barrio el viento sopla el melodioso y célebre “Vida mía” de Osvaldo Fresedo, nuestro Pibe de La Paternal. Zapatos lustrados, gominas, tacos altos, sensualidad, cortes, quebradas y firuletes se vieron transitar por La Paternal.
Esto se debe a que, entre el 12 y el 21 de mayo se lleva a cabo el 15° Campeonato Metropolitano de Tango y una de las sedes es el Centro Cultural Resurgimiento (Artigas 2262). El 13 de mayo se desarrollaron las rondas clasificatorias en Tango Senior, Tango Adulto, Milonga y Vals.
Cientos de parejas y público de toda la ciudad llegaron para participar y vivir una fiesta tanguera de gran repercusión internacional. En el momento en que el conductor tomó el micrófono, los que estaban bailando en los intervalos, sólo para divertirse despejaron el centro de la escena y los participantes aparecieron: todos ellos, y cada vez que empezaba una nueva tanda, pasearon en círculo por toda la pista para hacerle una demostración al público. Luces encendidas, y “silencio por favor”, que empieza el baile.

El 15 Campeonato de Baile de la Ciudad, un clásico que cada año convoca a los mejores bailarines de tango de la ciudad para disputarse el título de Campeón y un pasaje directo a la final del próximo Mundial de Tango que se realizará en el mes de agosto. Además, el certamen propone como siempre un recorrido por las milongas más tradicionales del circuito donde se celebran las rondas, y que son el semillero de los grandes representantes de la danza porteña; todas las jornadas son con entrada libre y gratuita.
El Campeonato Mundial se realiza desde 2003 y fue una iniciativa de la gestión de Aníbal Ibarra, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en ese entonces. Edición tras edición ha logrado consolidarse como una celebración del género rioplatense que reafirma el compromiso de la Ciudad con el patrimonio cultural histórico, con la difusión y la proyección del Tango en todas sus expresiones.

El tango está emparentado con la argentinidad, con lo de todos, o sea, con lo masivo. Lejos está de ser identificado como una expresión propia de lo popular.
En sus comienzos, el tango fue un emergente que representaba “lo otro”, “lo bajo”, “lo popular”. A medida que fue irrumpiendo de forma abrupta en la sociedad, la cultura docta y oficial se encargó de marcarle su territorio.
En la década de 1910, en la época de la generación del Centenario, Lugones se refiere al tango como “reptil de lupanar”. Borges, en los años 20 lo caracterizará como “lamentable episodio actual de elegías amalevadas”; para Martínez Estrada en los ´30 será “el baile de una raza agobiada” o para Cortázar en los ´40 “la música elegida por la caballería resentida”.
¿Cómo llega a convertirse “el tango” en un acervo que invoca todo un imaginario social argentino, que se expande en iconografía, literatura y el universo audiovisual?
Claramente, no se dio mediante una progresión apacible de la esencia tanguera, sino que se expuso a una confrontación entre el tango y las ideas dominantes de lo que debía ser la cultura argentina.
Recién en los años 20 logrará despojarse de su estigma prostibulario. Siendo en estos años locos la consagración del tango como baile de moda.
A partir de entonces surgirá la circulación de orquestas y músicos de tango argentinos, y comienza su difusión por Europa del Este y del Sur, Japón y China.
La gran novedad será la emergencia del tango-canción y su diversidad en sub-estilos, que estará muy favorecido por las mediaciones tecnológicas que iban apareciendo (fonógrafo, film, la radio, el auge de las revistas de moda).
Es en esos años que van de los ´20 a los ´40, cuando se va madurando una especie de apogeo como género de música popular. El cambio se produce, en parte, por el ingreso de la Ciudad de Buenos Aires al ciclo agudo de la Modernidad (la secuela de los años locos). El tango pasa a ser la representación sonora de las flexiones urbanas. Y lo censurado ya no es la sensualidad del baile, sino la corrupción del idioma en sus letras.