Como todos los años la plaza de Av. Juan B. Justo y Boyacá fue el salón elegido para festejar el cumpleaños de NORBERTO PAPPO NAPOLITANO, los invitados fueron todos sus fans y amigos con ganas de homenajear al virtuoso de la guitarra, al icono del blues-metalero de estos pagos. El día fue el 10 de marzo y arrancó a los 12 del mediodía con bandas tributo y después los grandes músicos se hicieron presente en el escenario montado en la plaza frente la Av. Juan B. Justo. Pappo Napolitano es y será de La Paternal.
Tras escribir el título de la nota, caí en la cuenta que ese tranquilamente podría ser el nombre de un próximo e imaginario libro de Pappo. Pero no un libro de rock que nos hable de su estirpe metalera, de sus discos, de sus canciones, de sus letras y mucho menos de su visión de la música. Quizás una antología de sus mejores historias de vida; un compilado pintoresco de sus travesuras más descaradas; algo así como un "Long play literario" que destile, con lujo de detalle, las anécdotas más apabullantes y desmesuradas de un tipo que se subió a tocar con BB KING y a un coche de carrera en Carola Casini… como si nada. Norberto Aníbal Napolitano: el marqués de pantalones de cuero que debajo del escenario también se las arregló bastante bien para no pasar desapercibido y dar siempre en la nota. En su 66º aniversario, lo homenajeamos con algunas de sus leyendas más infalibles.
Norberto hace justicia
A fines de los ‘60, y en un colectivo de la línea 89, Pappo conoce a Héctor Starc: uno de los primeros músicos en introducir el sonido distorsionado en la Argentina. Starc recuerda:
"Un día me dijo: -Acaba de pasar una injusticia, a Lito Nebbia le regalaron una Les Paul -(una guitarra emblema de las bandas de rock)… -¿para qué m...
la quiere? La tendrías que tener vos-. Semanas después convenció a Nebbia de que no necesitaba semejante guitarra para componer temitas melodiosos y me la terminó regalando a mí".
Los chorizos del Carpo
A mediados de los ‘80, el “Ruso” Verea (ex arquero de Independiente y Chacarita y actual locutor de radio) tenía una parrilla que se llamaba Choripalandia, que quedaba enfrente del Cine Avellaneda, donde ahora hay un Jesús te Salva. El Ruso cuenta: “Un día nos falta el parrillero y en medio de la locura de atender todo, la parrilla, la ensalada, la bebida, cae Pappo, que solía venir de vez en cuando. Nos saluda y le cuento: -No vino el b… del parrillero-´. Enseguida se saca la remera y me pregunta: -¿Cómo están haciendo los chorizos? ¿Están marcados? ¿De qué tamaño son las fetas de vacío?- El tipo, con sus pantalones de cuero, hizo de parrillero toda la noche. La parrilla cerraba tarde porque esperábamos a que termine la última función del cine. A eso de la una de la mañana, caen tres pibes del `Docke´ que piden tres choris y un litro de vino. Entonces uno le dice al otro: -Che, ése es Pappo-. Pappo, que estaba escuchando la escena, se acerca y dice: -Sí, soy Pappo ¿qué te pasa p…? ¿No puedo ser Pappo y hacer chorizos?”.
Pappo: “sos un perro”
Alejandro Medina, bajista de Manal y compañero en Pappo´s Blues, La Pesada de Billy Bond y Aeroblues, recuerda: “Yo vivía en Río de Janeiro, en una finca que tenía un lago, una montaña y hasta una iglesia, donde habíamos montado un estudio. Cuando llegamos, pusimos una cama en la iglesia para que Pappo viviera ahí, porque yo vivía en la mansión (risas). Un día, salí a buscar a mi novia de entonces y lo dejé solo como tres días, cuando volvimos, se puso a correr y a ladrar como un perro… un crack”.
Ponete las pilas
Una tarde muy calurosa del verano del '68, al finalizar el ensayo del incipiente trío Manal en casa de Alejandro Medina, Javier Martínez (baterista y fundador del grupo) llevó a Claudio Gabis (guitarrista de la banda) a otro ensayo en un teatro “independiente” en el centro de la ciudad. Iban a escuchar a un joven guitarrista que "prometía mucho". Cuando llegaron, Claudio Gabis vio por primera vez a Pappo: un flacucho arrodillado en el escenario, golpeando e insultando a un pedal que sostenía en las manos y amenazaba con tirarlo lejos.
Claudio Gabis describe: "Nos presentaron mutuamente como guitarristas de blues y entonces él preguntó: -¿Sabés algo de distorsionadores? Compré este, anduvo fenómeno una semana y ya no funciona más". -¿Le cambiaste las pilas? "pregunté yo-. Puede ser que se hayan gastado. Pappo me miró atónico, y con su típica carcajada carpiana, esa que asustaba pero nunca mordía, contestó: -Qué delirio... No tenía ni idea de que este artefacto funcionara con pilas”.
Del pancho al calabozo
Un día de 1970, Pappo y Black Amaya (baterista de Pappo´s Blues y Pescado Rabioso) estaban comiendo panchos en Chacarita, cerca de la estación. Tenían el pelo largo y la vestimenta desentonaba con esa época de Buenos Aires. La Federal los detuvo, en la comisaría 26ª, por averiguación de antecedentes. Amaya cuenta: “Tuvimos que pagar lo que no comimos y nos dejaron 48 horas adentro del calabozo por el pelo largo”. En una pared del calabozo, Pappo talló la frase que sería un clásico de su primer disco: ¿A dónde está la libertad?”.
El fitito salvador
En mayo de 1973 Pappo tenía que dar un show en Las Flores de Lanús, un cine de barrio muy cerca de Valentín Alsina, que en los '90 sería "devorado" por los shoppings. "El cine se quedó sin luz en medio de un solo de batería interminable y, para no cortar la onda, alguien entró un Fitito a la sala para iluminar el escenario. Pappo dijo "sigamos" y el solo duró hasta que la luz volvió", rememora Luis Botafogo, músico argentino y guitarrista de aquella noche.
En paños menores
En 1991 B.B. King llega a la Argentina para dar su memorable concierto en el Luna Park.
Pappo’s Blues es el telonero y al final del show B.B. King invita a Pappo para que suba a tocar. El Carpo cuenta: “Yo ni idea, nadie me dijo nada. Terminé de tocar, me puse en bolas y me tiré en la pileta de los basquetbolistas que hay en el vestuario; entonces, al rato me llamó Miguel Angel, que era un asistente, y me dijo: -Carpo, te está llamando el negro del escenario, vestite, apurate-. Tenía mojados los pantalones de cuero y no me los podía subir; me puse una camiseta y subí al escenario con medio culo al aire, y al segundo paso que di el pantalón hizo “plic” y subió, y ahí le di la mano a B.B. King y le dije: “Nice to meet you, sir; thank you”. Me agarraron con los lienzos bajos... Maravilloso. Terminó el concierto, nos abrazamos todos llorando, emocionados, y B.B. King me dijo “Tenés que venir a tocar a Nueva York conmigo”, y yo le digo: “Sí, está bien”.
Conseguite un trabajo honesto
Fue en 2000 en Sábado Bus, programa de TV conducido por Nicolás Repetto. En un rincón estaba Pappo, en el otro DJ Deró. En el medio, Repetto. Deró brindó: “Por toda la gente que sale los fines de semana a bailar y porque la escena dance siga triunfando en el mundo”. Pappo: "Yo brindo porque la música tocada en vivo por seres humanos triunfe". Repetto interrumpe: “Bueno, Pappo, los DJ's también tocan". Pappo: "¿Ah, sí? Ahora resulta que uno se pasó toda la vida estudiando un instrumento, viene otro, enchufa todo y te quiere hacer creer que toca. “Conseguite un trabajo honesto”. Días después, cuando en la desaparecida FM Supernova le preguntaron por qué había ido, Pappo respondió: "Porque quería ganarme el auto y porque las minas que bailan están bárbaras".
No se ganó el coche pero sí un lugar privilegiado allá arriba, donde probablemente comparta zapadas con El Flaco, Gustavo (Cerati) y el mismísimo B.B King. No conquistó ninguna bailarina de Repetto pero sí el corazón de todos los que amamos la música. “No obstante lo cual”, a este periodista le queda en el tintero sacar a la luz, algún día, "El marqués de las 1001 anécdotas sucias y desprolijas". Por lo pronto, me atrevo a concluir con una breve leyenda que, lejos de ser memorable y escurridiza como las tuyas, intenta ser noble y oportuna: ¡Estés donde estés, Feliz cumpleaños!.
Fuentes: Diaadia.com.ar
Taringa.net