Este año se cumple el centenario del nacimiento del creador del Tango Nuevo. Específicamente el 11 de marzo de 1921 nacía Astor Piazzolla, una figura fundamental del tango que rompió con todas las reglas para reinventar el tango, aportando un ritmo distinto y elementos de la música clásica y del jazz.
Tradición y vanguardia, popular o académico, la música del maestro Piazzolla trascendió cualquier polémica y lo ha convertido en el compositor argentino más representado y admirado en el mundo.
La asociación de la música de Piazzolla con la ciudad de Buenos Aires se afirmó con tal potencia que parece una evidencia, un hecho. No es frecuente que una música posea tal capacidad referencial para construir simbólicamente una ciudad, para condensar los rasgos pertinentes que los públicos le atribuyen.
La música de Piazzolla es una música radicalmente urbana; no puede pensarse fuera de lo que caracteriza nuestra experiencia de las grandes ciudades contemporáneas: la modernidad, la percepción inestable, cambiante, el dinamismo, los extremos paradójicos de extraversión y de incomunicación. El tango se popularizó en Argentina precisamente en el momento en que Buenos Aires se transformaba en la metrópolis actual, de la cual se convertiría, para sus habitantes, en símbolo privilegiado, y para el exterior, la metonimia misma del país, lo que no ha cesado de afirmarse a lo largo del siglo. Sin embargo, para vastos sectores del público contemporáneo, es la música de Piazzolla la que ha asumido los rasgos identitarios de Buenos Aires. Así, Gerardo Gandini constataba, antes de actuar como pianista del último conjunto de Piazzolla, que: "si un cineasta argentino quiere hacer un documental sobre Buenos Aires, ¿con qué se inicia ese documental?. Estoy seguro que con la música de Piazzolla" (en Torres, 1989:27).
Para conocerlo mejor
Nacido en Mar del Plata durante el año 1921. Se radicó con sus padres en Nueva York (EEUU). Desde los tres años de edad y por más de 10 años, desde 1924, se educó en el “Greenwich Village”.
Conoce a Carlos Gardel llevándole al teatro donde actuaba, como obsequio tallas en madera que hacía su padre, admirador del Zorzal, don Vicente “Nonino” Piazzolla.
Integró luego los almuerzos domingueros en el domicilio paterno, saboreando pastas que amasaba su madre Asunta. Especialmente sabrosas al paladar del goloso invitado de honor, Carlos Gardel. A los 9 años intervino en “El día que me quieras”, haciendo el papel de un canillita. No lo acompaña el “mudo” durante la gira fatal en vuelo colombiano, por contar recién con 13 años. Desde los 9 estudia la música del fuelle. En el '33 escucha a Decaro, en grabaciones, viviendo en Brooklyn, uno de los cinco distritos que integran la ciudad de Nueva York.
Por los años '31 al '37 sólo toca música clásica con el maestro húngaro Bela Wirba. Durante el verano del año 1986, dice Astor: “Con el tiempo me estoy dando cuenta que tengo mucho que ver con lo que viví en los Estados Unidos. Como si alguien viviera 17 años en Buenos Aires o Montevideo; le queda Gardel, Troilo, Salgán, le queda la música de esa ciudad dentro del cuerpo, en la piel. A mi me quedó de Nueva York mucho de su música, especialmente jazz, y con el tiempo la voy sacando afuera en mi obra”.
Año '37 dice Astor: “en Mar del Plata, ciudad natal, me interesó el Tango. Y en el '39 empecé con Troilo en el Café-Bar, con palco orquestal, “El Germinal”, de Buenos Aires, el mismo que abrió DeAngelis, calle Corrientes al 900 entre Suipacha y Carlos Pellegrini, vecino al café “Nacional”, llamado “Catedral del Tango”, en Corrientes 974”.
Al japonés le faltó Toto Rodríguez y como me sabía el repertorio de memoria, pedí reemplazarlo y me dejó. Al tocar “Abandono” de Pedro Mafia hice la variación con la izquierda. Resultado es que quedé incorporado en el '40 con Marcos Troilo, a la línea de fuelles fuimos cinco: “Pichuco, Juan Miguel Rodríguez, Eduardo Marino, Marcos Troilo y yo”. Y del año '40 es mi primer arreglo sobre la milonga “Azabache” para “Ronda de Ases”, programa radial con varias orquestas por noche”.
Luego agrega: “Quedé como arreglador oficial. Me empezaron a conocer. Hice arreglos de lo que se estilaba. Hacía algo totalmente distinto. Cómo sería que muchos músicos me preguntaban si no había algunas notas equivocadas.
Como estaba enamorado de la “Rapsodia en Azul”de Gershwin ponía en un arreglo un acorde (3, 4 ó 5 sonidos diferentes combinados) que, me gustaban de ella. Y los músicos me preguntaron si estaba loco, cuando oyeron, en un tango, un acorde de Trecena”.
Excelente orquestación del marplatense fue la del TANGO “Inspiración” lograda para la grabación de 1943. Con muy pequeñas variantes se utilizó la misma en las grabaciones que el “Gordo” hizo durante el '51, el '52 y el '57. Un verdadero acierto.
Y fue “Pichulito” quien más de una vez siempre con la goma de borrar en la mano corrigió las orquestaciones que Astor hacía, diciéndole al mismo tiempo: “No te olvides que la gente quiere bailar”.
Rubén Garello recuerda que en Troilo esto fue una costumbre. Tortita Quemada se enfurecía y decía que si llevaba mis ideas a la orquesta, podría desvirtuar su “estilo”, agrega Astor. Este no lo tuteaba, ni siquiera le decía “Pichuco”, porque era 7 años mayor y además era el patrón y también por la admiración que le tenía. (Aclaro que los apodos que utilizo para identificar a Aníbal son los que habitualmente usó Zita Troilo, su esposa).
El paso de los años le permitió valorar todo lo que hizo Troilo. Acota: “Astor: No escribió una gran obra, digo, en cantidad. Por ahí son 25 ó 30 temas, pero son casi todas joyas. Yo agarro el bandoneón y toco “La Ultima Curda” y siento que me llega al corazón”.
Lo que ocurre es que siguen siendo mejores los tangos del cuarenta que los de hoy. Se lo digo yo que soy autor de hoy. No se puede comparar un tema de Troilo como “Sur”, “Garúa” o “La última curda” o temas de Mariano Mores como “Uno” o “Cafetín de Buenos Aires” (año '86). Jamás se volvieron a escribir temas tan importantes como aquellos.
Yo lo veo todo en imágenes. En aquél entonces, Dios volaba sobre Buenos Aires y con su mano tocaba la ciudad, y salía cualquier cantidad de autores, de poetas, de músicos, de intérpretes, de arregladores, de orquestas, de trabajo. Buenos Aires era realmente milagrosa en los años cuarenta.
Pasé cinco años y me fui. Con “Buda” tenía que hacer los arreglos, lo que él quería. Fueron los años '39, todo el '40, el '41, el '42 y parte del '43, en que su lugar lo ocupó Alberto García.
Dice Oscar del Piore, quien es un gran Piazzolista: “El día que Piazzolla presenta su Quinteto “bailable”, con su violinista Vardaro, hace una actuación en la Confitería “Nino” de Vicente López, Pcia. De Bs. As. Era el año 61. Pensaban que iba a ir gente que bailaba tango, pero no fue ningún bailarín. Todos los que fueron eran hinchas de Piazzolla. Así que nadie bailó. Al rato Piazzolla ya estaba tocando “Lo que vendrá”, y “Adíos Nonino”, porque era lo que estaban pidiendo. O sea que fue un fracaso… o un triunfo, para la idea de Astor.
Así lo dice Del Piore que admira mucho a Piazzolla. Su felicidad mayor fue interpretar, pero sin tener en cuenta al bailarín.
Ya a los 23 años formó su orquesta típica. Tenía poco trabajo. Corría el año 46 y los clubes no lo llamaron para hacer bailes.
A su orquesta la llamaron “La Orquesta de Tango Bar”, porque siendo “Fiore” su vocalista tocaba en un local con este nombre sito en la calle Corrientes 1239 entre Talcahuano y Libertad en Bs. As.
Tampoco recibió ofertas de las radios. Tres años después (1949) disolvió la orquesta y guardó el bandoneón. Sus arreglos no gustaban a los bailarines. Para tener recuerdos, primero hay que vivirlos. En el '51 escribió un Tango memorable: “Para lucirse mejor”.
Innovador hasta donde no debía, solía decir: “Me encanta el bandoneón con sintetizadores, porque suena como un órgano”. Pudiendo ejecutar el órgano, deformaba el sonido del bandoneón.
Un vuelco con el micro que conducía la orquesta, lo inspiró en su momento para escribir otro tango: “El Desbande”, con endemoniadas y tremendamente difíciles variaciones. Con esto entraba a dejar el ritmo clásico del Tango y a olvidarme de los bailarines, decía Astor, tocaba para que la gente lo escuchara.
A partir del '61 integró un grupo artístico con Angel Cárdenas ex-vocalista de Troilo y Enrique “Nono” Villegas para actuar, los tres en el Hotel “Waldorf Astoria de Nueva York”. Para ello Cárdenas se despidió de Troilo ese mismo año.
Piazzolla fue compositor de música sinfónica y música de cámara. La orquesta de Bruno Bandini por L.R.A. “radio del Estado” (hoy Nacional) le estrenó casi todo lo que escribía.
Los concertistas de piano tocaban sus obras. Y menos que nunca quiso volver al Tango. Se sentía Beethoven. Ya no tocaba el bandoneón. Ganó el primer premio con los tres movimientos sinfónicos. Decía Astor “los que más me entendieron fueron los músicos de jazz, porque es más musical. Escucho mucho el jazz y me meto en cosas diferentes. Me informo en todas las músicas del mundo”.
Sus valijas siempre estuvieron llenas de partituras con obras clásicas. El año '59, fue muy malo para él. Después llegó el Quinteto de Cámara que siempre quiso tener, década del '60 hasta final del '70.
Dos vidas para el mismo emprendimiento. Música agresiva, melódica, intelectual. Pero Tango Ríoplatense, no.
En el año 2001 su público, en actitud pasiva se reúne a escuchar su música que la ha compuesto combinando:
1º- El jazz negro de Harlem (año '30) fiel siempre a la misma nota musical, influenciado por haber vivido 10 años largos en Nueva York. 2º- La música clásica con Gershwin, Bach, Ravel, entre otros y 3º- El Tango Rioplatense.
Al tiempo, se instaló en Italia, donde dio a conocer obras como “Libertango” y el disco Reunión cumbre (grabado con el saxofonista GerryMulligan y una orquesta de músicos italianos) y, a mediados de la década del 70, tras la muerte de su gran maestro Aníbal Troilo, le dedicó un disco entero, titulado Suite Troileana. También escribió una serie de obras para el Mundial de Fútbol disputado en Argentina en 1978. Desde entonces, Astor se unió a grandes músicos internacionales como Gary Burton; se convirtió en una figura de culto en festivales de jazz y sus formaciones adquirieron en los años 80 un enorme reconocimiento internacional. Uno de los puntos culminantes de esta etapa fue el concierto realizado en el Central Park de Nueva York en 1987, con un quinteto integrado por Pablo Ziegler en piano, Fernando Suárez Paz en violín, Horacio Malvicino en guitarra y Héctor Console en bajo. La presentación quedó registrada en un álbum, con temas como “Verano porteño”, “Lunfardo”, “Adiós Nonino”, “Contrabajísimo” y otros.
En agosto de 1990, mientras se encontraba en la ciudad de París, sufrió una trombosis cerebral y murió en Buenos Aires el 4 de julio de 1992. Dejó un poderoso legado de más de mil temas, bandas de sonido para cuarenta películas y una influencia musical que se hace notar en músicos de tango de las siguientes generaciones
Homenajes en la ciudad de Buenos Aires
El Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires acompañará a la Fundación Astor Piazzolla con una importante programación artística que se llevará a cabo en diferentes espacios culturales y ciudades de todo el mundo durante todo el 2021, para recordar al bandoneonista y compositor argentino, considerado uno de los músicos más importantes del siglo XX y compositores de tango más reconocidos a nivel mundial.
Las diferentes propuestas se podrán disfrutar de forma presencial en el Teatro Colón o Complejo Teatral de Buenos Aires, o de manera virtual a través de Vivamos Cultura, la plataforma que reúne todo el contenido cultural de la Ciudad, y en el sitio Piazzolla 100 desarrollada por la Fundación Astor Piazzolla.
La cita para para recorrer la vida y obra de Piazzolla comenzará en el escenario principal del Teatro Colón que junto con la colaboración de la Fundación Astor Piazzolla, rendirán homenaje al compositor a partir del viernes 5 hasta el sábado 20 de marzo.
El Centro Cultural Kirchner le rinde homenaje durante todo el 2021 con el ciclo Piazzolla 100, una serie de treinta conciertos presenciales, una exposición y proyectos especiales realizados en colaboración con la Fundación Astor Piazzolla.
El punto de partida es el jueves 11 de marzo, fecha exacta en que se cumplen cien años del nacimiento del bandoneonista con un concierto en el Auditorio Nacional.
La entrada es gratuita, solo con reserva previa, que se puede gestionar a través de compartir.cultura.gob.ar/centro-cultural-kirchner desde el martes 9 de marzo, a las 16 h. Todas las personas que asistan deben estar previamente registradas (inclusive menores de edad).