Entre el 15 y el 17 de agosto, el Parque La Isla de La Paternal se transformó en un territorio de encuentro, espiritualidad y música colectiva. Allí se celebró la 21ª edición del Mathapi Apthapi Tinku, una ceremonia que desde hace más de dos décadas reúne a los pueblos andino-amazónicos para reafirmar su identidad y resistencia en el corazón urbano de Buenos Aires.
El viernes 15, la jornada comenzó con la ceremonia de inicio, homenajes y la proyección de un documental que recupera la memoria de los pueblos originarios. Luego, el tradicional apthapi, la comida compartida como símbolo de unión y reciprocidad, marcó el espíritu del encuentro.
Durante el sábado 16 y domingo 17, entre las 12 y las 21 horas, 41 comunidades de sikuris llenaron el parque con el sonido del siku, música comunitaria que trasciende lo artístico para convertirse en un acto de memoria y espiritualidad.
El festival se organizó en distintos espacios:
Wawas, con juegos y actividades para niñas y niños.
Formación y cultura, donde se dictaron talleres abiertos.
Feria de arte, con la producción de artistas locales.
Caminata por un espacio libre de violencias, con la consigna de compartir en armonía y respeto.
Todo el evento se sostuvo bajo el principio del ayni (colaboración recíproca), sin financiamiento externo, reafirmando su carácter autogestivo y comunitario.
El Mathapi Apthapi Tinku nació en 2005 en el Parque Los Andes, un lugar cargado de memoria histórica, donde en 1946 llegó el Malón de la Paz y donde existe una wak’a (sitio sagrado) reconocida por la Legislatura porteña. Este año, sin embargo, las autoridades negaron el uso de ese espacio, lo que obligó a trasladar el encuentro a La Isla de La Paternal.
“Para nosotros el Mathapi Apthapi Tinku no es solo un encuentro cultural: es un acto vivo de memoria, resistencia y unidad”, expresaron desde la organización.
Durante el encuentro, distintas voces resaltaron la importancia espiritual y política del siku y del encuentro comunitario:
Flora: “En la ronda están nuestros hermanos, nuestros ancestros… el ajayu viene desde bien profundo. En esto podemos ver el Ayni, al complementarnos y devolver esa historia a la Pachamama”.
Anahí López (Comunidad Inti Phaxi): en el marco de la campaña “¡Por un Mathapi Apthapi Tinku libre de violencias!”, visibilizó las problemáticas de género en los espacios culturales.
Fabiana (Colectivo Chasqui, Salta): “El convocarnos en círculo es revolucionario. Convoca a tu soplido, a mi soplido, a una hermandad comunitaria con intención. En las marchas, ese soplo es aún más poderoso”.
Amalia Vargas: “El siku tiene que ver con sanar: yo misma pude curarme de una depresión gracias a él. La urbanidad no nos quita la espiritualidad ni la identidad”.
Julieta (Warminaka, Córdoba): “El siku es un símbolo de resistencia. Nosotras lo vivimos con sentido político y transfeminista: no nos da lo mismo reproducir letras patriarcales”.
Con música, espiritualidad y memoria compartida, la 21ª edición del Mathapi Apthapi Tinku volvió a demostrar que este encuentro es mucho más que un festival cultural: es un acto vivo de identidad, resistencia y unidad de los pueblos andino-amazónicos en la ciudad.
Contacto: mathapi.encuentrodesikuris@gmail.com
Instagram: @mathapi_apthapi_tinku
Facebook: Mathapi Apthapi Tinku